miércoles, 27 de mayo de 2015

Corazón Delator

10 cuadras, 11.123 pasos.                                                                                                                                    
Al  final de ellas era al sitio donde debía  llegar.El lugar, oscuramente lejano; Sin embargo sus piernas no le obedecían, solas  habían comenzado a andar rápidamente. Con cada paso que echaba, aquello que parecía acercarse, simplemente se alejaba más. Ya no eran diez cuadras, sino un sin fin de diez cuadras, aunque el camino y el lugar a llegar siempre era el mismo.                                  
Llegar solo era  curiosidad pero bien sabia que lo predecible, lo eternamente igual le esperaba allí. Aun, a sabiendas de aquello, todo su ser le apuraba por llegar. Por el contrario ralentizó su marcha y  empezó a observar  la diapositiva que comenzó  a moverse en torno a si. Pudo sentir el golpe de cada paso que dio, así como el latido de su corazón que bombeaba de forma rápida, el viento en las hojas para luego caer amarillas y realizar un baile en el aire, el calor de su cuerpo, unas risas a lo lejos.
Las múltiples sensaciones que se le presentaron la habían dejado en  un completo estado de éxtasis, y con las ganas de vivenciar aquello una y otra vez. Decidió cerrar los ojos, y así caminó. Ella y el mundo.
Un mundo de ruidos que nunca había oído le inundaron otra vez. Con los ojos cerrados siguió caminado, así cruzo dos calles sin importarle nada más que oír. Descifrar mensajes que jamás había decodificado.
De pronto sus piernas se detuvieron, quedando estática. Abrió los ojos, el sol a pesar de ser débil por la hora que era, la cegó. Vio como los haces de luz se mezclaban con las hojas de color rojo de aquel árbol que parecía prenderse fuego.
Se dio el gusto de volver a cerrar los ojos y pudo ver  a través de sus parpados como un juego de sombras y luces se presentaba ante ellos. Tomo una bocanada de aire, pudo sentir como cada celular de su cuerpo se sentía completa y algo se desprendía de sí.
No quería irse, pero sus piernas nuevamente la obligaron.
En la cuadra que seguía, la misma persona que todas las tardes le decía hola, y ella no contestaba, la esperaba.  Un hola por lo bajo y morboso que molestaba; en respuesta  solo aparecía aquel característico  silencio, dando lugar a la inexistencia.
Llegó aquella esquina inundada de verde, la magia salía por cada parte que observara en ella.
El arbusto de flores rojas, siempre capturaba su atención, dejando  por lo bajo a  aquella Santa Rita de la vuelta de su casa que años atrás cada vez que pasaba le contaba secretos.Las flores  del arbusto eran como preciosas campanas que invitaban a cortarlas, pero aun así sus ojos seguían fijos en ellas y el cuerpo inmóvil, para luego seguir la marcha mientras la cabeza rotaba fija en la planta dándole lugar al adiós.
Solo cuatro cuadras, ¿sólo cuatro cuadras? Si, el supuesto lugar se acercaba.
Una seguidilla de arboles altos adornaban esa manzana vacía, dos cuadras.
Ruido de motores ,1 cuadra.mitad de la última cuadra, sintió como su cuerpo se desarmaba, con una pierna se le salía, mientras que un dedo de su pie, había quedado ya dos pasos atrás. Sus brazos le pesaban y fueron cayendo sin recelo.
Era como seducción al mundo, donde como en un juego de deseo de a poco uno se iba sacando piezas.
Vivenció aquella frase que una vez oyó, con la diferencia de que esta ahora  contenía su nombre.
Era para armar.
Dejó todo su equipaje en el camino, para llegar desnuda.Una desnudez  compuesta  de unas  manos limpias con el corazón en ellas, había llegado al lugar predecible, al eternamente igual.
Solo en un susurro: Al fin llegue a casa. Susurro  que dijo con aquella boca que había dejado  detrás, allá por la cuadra diez.



lunes, 9 de marzo de 2015

Tierra

Poder describir el momento, un momento el más fluido y puro ¿Por qué ha de ser que se me dificulta tanto?, ¿quizás porque las palabras sobran y es solo sentir?                                                         
Se fusionan demasiadas sensaciones; imágenes y placeres: Tu piel y la mía. Miro el contorno de tu figura que se esconde con la oscuridad sumida en total placer. Puedo divisar el pequeño haz de luz que sale de la  mirilla de la puerta cerrada;  la ventana quiere  regalar mundo o bien exponer nuestra desnudez al cielo. Veo tu piel como brillante. El medio reflejo de la luna que da un cierto halo de misterio en el cuarto tenue; estoy sobre vos. Las hebras de cabello largo revuelto y castaño te caen sobre la cara; lo acomodas y recorres mi barbilla con el dedo índice de tu mano derecha. Eres hermoso; pero más lo eres así…con los ojos cerrados y respirando fuerte debajo de mis piernas aprisionándote. Quiero robarte cada suspiro; como también a esos labios profanos. Siento que he conquistado el infinito; estoy en la cima del Everest.  Pero tú quieres ser Colon y conquistar cada territorio haciéndome terminar debajo de ti. Recorres Latinoamérica a la perfección, has llegado a Argentina, al sur bien en el centro y me haces estremecer de placer. Por momentos tocas a Brasil y Chile para controlar la fuerza de la marea que me recorre por los costados de mi cintura. Tu boca se posa sobre el Caribe de la mía y cuba le da un saborcito a café dulce. Mi cabello es trenzado por Frida Cahlo en México. Perú le da gusto a pisco a mi ombligo. En momento justo llegas a Colombia en la parte central de mi pecho; y mi corazón comienza a latir fuerte, Medellín lo llena de flores de mil colores. Me absorbes lentamente y todo el cuerpo se me estremece mezclando las fronteras ya sin ninguna división. Se juntan nuestros cuerpos, sonrió ,me tapo los ojos y lanzo una pequeña risa esas de las que vos conocés. Aparco mis brazos en tu cuello y veo estrellas en tu cara; quiero volver a probar tu boca. ¿Me dejás? No termino de preguntarlo en mi mente que casi sin darme cuenta ya te tengo bailando conmigo boca a boca. La música  de nuestra respiración entrecortada nos acompaña de forma constante. A cada momento pienso que adoro hacer el amor contigo. Es como si siempre fuera la primera vez, donde encuentro algo nuevo, es como si todo fuera enteramente desconocido y voy con toda la necesidad de encontrarte. Nos retroalimentamos, se hace más fuerte, irremplazable, sublime. Entrando en mis células una y otra vez, formando parte de lo más esencial de mí ser.                                                           
 Nunca hay un adiós siempre es el momento de volver a empezar 
¿o miento? le pido perdón de que mi ninfomanía ocupe nuestra relación o bien no le pido nada usted es muy condescendiente. Siempre es momento.
Cayendo en un sueño profundo me cuentas secretos al oído y yo te canto alguna canción de the Beatles, vas a decir de nuevo que canto something  mejor que George Harrison?...Me alegra ya lo sabía. Te muerdo de forma suave tu labio inferior. Cierro los ojos ; es tan lindo saber que todo esto no es un sueño y que tu mano recorre mi espalda una y otra vez, es lindo saber que Colón conquistó América.



miércoles, 31 de diciembre de 2014

Blackbird

Se posó en aquel árbol amarillento y se dijo desde hoy soy libre.
No habría más noches aletargadas, llenas de ideas, ni ausencias  y esperas.
Simplemente sería ella y el mundo, sin domesticaciones de por medio.
No habría dolor, ya que no habría vinculo. Nadie más le diría que estaba bien, que estaba mal y ya no tendría que dar explicaciones cuando no tenía ganas de hacerlo. Explicaciones por sus actos cuando ni venia al caso. No quería que excusaran tales exigencias con un simple es porque te queremos o porque nos importás.
Se había cansado de ser aquel pájaro cantor.
Ya no habría más mano manipuladora, esa que acariciaba pero a la vez reprimía.                        
 Simplemente quería ser. Anhelaba la ausencia de contacto. Deseaba esos días de eterna soledad, que en cierto modo, le había brindado la jaula de aquella casa fuera de la ruidosa capital; donde  solo se dedicaba a mirar el cielo, recitar algún verso y sentir la brisa calurosa de cada verano.                 
Quería regresar el tiempo pero sabía que era imposible, ya había volado de allí y eso en su momento había sido bueno.  
Ya no había Jaula, solo había apariencias. Estás dolían más que los mismos barrotes del pasado.
Por fin, ese día se había decidido, era libre. Realmente estaba sola, así como había llegado al mundo.Sus plumas grises mudaron en doradas y emprendió vuelo.







Mausoleo

Un mausoleo, cual Taj Mahal. Pero este no era ninguna maravilla del mundo. Más bien estaba inundado de flores deshechas y polvo. Aroma funesto y cierta música de remembranza. El horario de la cena ya no existía, era el horario donde solo ponía el fuego y tapones en sus oídos, para no oir. Era aislarse para llevar una y otra vez la cuchara en la boca; no podía evitar ser cruel, pero realmente no le interesaba ni una palabra de toda la cadena de vocablos que se esparcían en el ambiente. Por momentos tenía muchos deseos de pegarle y decirle que se fuera, decirle no te soporto. Solo atinaba a levantarse y encerrarse en el único lugar. Y cada día era el mismo ceremonial o bien no era algo que hacía por placer, era simplemente escapar. No había posibilidades de hacer algo distinto y el ribete negro en su cabeza…ribeteaba cada vez más rápido y más oscuro. ¿Porque los momentos son tan monótonos? ¿Porque las obligaciones nos alejan de lo que realmente nos hace vivir?...¿ O perdés tiempo esperando algo que  no sucederá o bien viajando casi dos horas a un lugar que no queres ir?.
Es en el momento en donde se piensa que se termina todo, porque eso que creías le daba un colorcito, escozon a la semana decide matar a las pulgas…llorás…llorás…llorás. El reloj marca las 5 am, llorás y terminás viendo una película de marcianos….hasta que sentís el ruido de un escalón, que te hace escapar huyendo nuevamente a la cama. No quiero que sea el horario de la cena en la madrugada.                                                                                              
Llorás llorás llorás, es el momento que se piensa que se termina todo pero no, te das cuenta que todo sigue ahí y aunque cierres los ojos…y pidas al cosmo…todo está igual. Todo igual, hasta que ves estrellas incandescentes por el cielo…que te ayudan más allá de la sierra eléctrica q tienes en tus manos…a abrir la puerta de hierro pesada que te tiene acorralada allá adentro. Te dás cuenta que …solo te hundes en un momento que es solo un momento tan monótono mantenido ya hace meses…y que la verdad no tienes ganas de seguir con ese momento monótono…y te hundes en algo dulce…un liquido azul, empalagante o bien en algo oscuro y amargo…. Sientes el olor y gusto a tabaco en la boca de alguien, que te aprisiona y no te deja ir…que esta vibrando como cuerda por como lo besas. Risas te inundan por todas partes. Pero, no sabés donde estás, o bien sabés que estas en los brazos de alguien, pero quien ese alguien? ¿Quien sos? Alguno de mis demonios? Ya líbrame y sal de mis hombros- Dijo ella.                    
NO!, soy tu liberación. ¿Querés morir o vivir?- Dijo el demonio. 
Ahora, morir…de qué modo? Ya lo estaba… ¿porque le dijo eso él?..¿Extrañaría la monotonía de la semana? ¿Extrañaría la eterna cadena de momentos eternamente iguales que le había proporcionado esa semana que fue tan larga?. ¿O bien queria vivir? Y enfrentársele…y darse cuenta que ya no habría más momentos monótonos…porque bueno eso era lo que había sido… solo un momento monótono…pero ese momento estaba tan arraigado como astilla. ¿Vivir? Eso conllevaba muchos cambios. Pero ya no pudo pensar había elegido casi sin pensar….el demonio se sumió en su boca…sacándole una esencia como si fuera su dueño, no era ni más ni menos que su alma. ¿Morir o vivir?...


Las dos opciones.

Habitación

Verano. El  atardecer rojizo se asomaba ante su presencia sumisa y resignada, como un pedazo de mundo. Era una realidad de tantas que se inmiscuía por el ventanal que ocupaba toda una pared. Tenía la mirada clavada allí afuera, en las copas de los árboles bambolearse con la brisa; lo único que además del cielo se podía ver desde la habitación. La iluminación era tenue. El aire tibio se infiltraba del exterior acariciando los cuerpos desnudos y a su vez movía las cortinas de gaza en un baile lento.         
El tiempo transcurría a cuentagotas; como un reloj de arena. Podía oír en su cabeza la caída de cada grano, generándole aturdimiento y su cabeza rompiéndose como un cristal estruendoso. Millones de fragmentos volando por mil partes para ya no tener conexión entre sí, para jamás pertenecer a una misma pieza. Ya no tenía tanto valor como en la exposición que había sido adquirida.                                     
Mejor- pensó. Era solo partes ya no más esa pieza completa, no… es, era, sería. Pedazos sin alma, que clavados en tu carne te harían sangrar hasta morir.Hacer desbordar toda tu sangre, quitarte hasta la última gota.                                  
Era como insecto sufriendo un cierto tipo de transmutación, lo sentía en el cuerpo, en el alma. La tarde rojiza mostraba su final y  llegaba la noche para acunar su desesperanza. Una coraza de hierro se había formado sobre su carne tibia. 
Nunca fue- resonaba en su cabeza.                                                         
Con la boca seca, el cuerpo acalorado y húmedo, experimentaba cierta desazón. Miró de reojo, casi sin pensar, al cuerpo que yacía a su lado inerte, del cansancio, y del cual solo se oía su respiración.Tomó el encendedor de la mesilla de luz y prendió un cigarro con gusto a canela. Absorbía aquel sabor como droga, proporcionándole algo de relajación, pero aún esto no se evidenciaba en sus manos; le temblaban dejando caer las cenizas sobre las sabanas. Exhalaba e inundaba luego; el cuarto con figuras de humo; sentía que eso era lo mejor que le podía pasar después de lo anterior. Fumar, con ello podía descargarse… eso si era un placer. Necesitaba a su vez la dulzura de algún licor pero abrió la pequeña botella y vertió el líquido en una planta.Por lo menos a ti te endulzará la vida.-Le dijo                                          
Había perdido la noción del tiempo a pesar del reloj estruendoso que palpitaba en sus sienes. El estado en el que se encontraba conspiraba hacia una especie de ceguera y su cuerpo echado carente de sentido; formaban una imagen tétrica, ojos como platos denotando la ausencia.                                                   
Quizás adrede había decidido olvidar, evitar recordar. Negar aquello que se le había grabado, impreso, hacer a un lado esa primera…eso que había experimentado hacia un par de horas. Se recorrió el cuerpo con las manos, se tocó cada porción de piel que él le había acariciado y soñó algo distinto, aquello que verdaderamente hubiera deseado pero también lo evitó.            
Clavó su mirada en la nada; sus pensamientos simplemente se enfocaban en analizar los nudos de los tirantes de la madera del techo llevando a cabo lo que ya hacía por un par de horas: Evitación.                                                                   
O quizás había muerto. Pero no, ya que  la mentira que había dicho esa tarde cuando él le encontró la foto, reafloró en su mente. Esa era una de las pocas fotos que  aún conservaba de él…el verdadero él.                             
Malena se había pasado toda la mañana mirando aquella imagen en blanco y negro de primer plano de su cara, mirándolo, observándole la sonrisa y a su vez sonriendo ella como respuesta, le acariciaba con las yemas de los dedos las mejillas. Mas allá, de que lo que sostenía en sus manos era un simple papel, los ojos de aquél de la foto la miraban dándole vida, la iluminaban.         
No entendía el porqué de su actitud justo ese día ante ese recuerdo.  La rareza del momento, como aquella caja que se encontraba bien acomodada en el estate cayó  de la nada mostrando su contenido. Y ahí estaba como llamándola…como atrayéndola hacia sí como un imán. Malena no pudo evitar tomar la fotografía. Recordó el día en que había sido tomada y solo más sonrisas se dibujaron en su rostro. Se vio corriendo por el parque, el pasto bien verde y el sol cegándola. Por detrás alguien tomándola por la cintura y muy despacio tirándola por el piso…pudo a su vez sentir el peso. Ya debajo mientras lo miraba le dedico una risa toda dulce a la cual él le respondió con un beso y un abrazo escondiéndola en sus brazos. Se hundía más en la situación sentía la alegría en todo su ser. Era él, solo se dedicaba a temblar.
¿Por qué justo ese día? Solo… ¿por qué?                                                              
Era la primera vez que estaría con un hombre entre sus piernas y no era él. Aquel que yacía sobre ella respirándola absorbiendo su ánima metiéndose en cada una de sus células era quien la había hecho resurgir en apariencia de su muerte, era aquel con el que aprendió a fingir amor.
Resoplido.
El Flashback había terminado.                                                                              
El manto oscuro de la noche ya cubría la ciudad y la habitación no era la excepción; es más no era sino el lugar más solitario y  oscuro en el que podía estar. Lo único que cortaba la oscuridad de allí eran los cigarros que uno tras la consumación de otro llevaba a su boca.                                  
La noche compañera silenciosa era el comienzo o la finalización del ritual.                      
Finalización porque el cordero había sido entregado a quien mejor podía adaptarse; al aparente mejor Dios. Tomando su alma sin permiso,  impregnándola de una primera presencia impuesta; sin elección. Su elección ya solo era una remembranza.                
Pero ¡no!, no terminaba aún era el comienzo.                                               
Le abrían el pecho, le sacaban el corazón de un tirón; y con ambas manos lo elevaban como ofrenda. La sangre corría por los brazos de quien lo sostenía, aún podía verse a pesar de encontrarse medio muerta, veía como ésta comenzaba mezclarse con las gotas que chispeaban del cielo formando una solución acuosa rosácea. A pesar de que el corazón no latía más dentro de ella podía sentir como los dedos lo estrujaban, lo ahogaban… lo mataban. Veía como las manos lo apretaban más haciendo fluir el líquido contenido en el. Dejándolo adusto. 
El reloj volvía a resonar; tenía como un eco en la cabeza. Se estaba enloqueciendo pero esta vez llevó un poco de licor a su boca, la resignación y el recluimiento eran su único final, para nada de lo sucedido había vuelta atrás. Tomo otro cigarro como hacía ya casi una hora, lo prendió y simplemente se dedicó a mirar la luna que iluminaba como un espejo todo el ambiente.




lunes, 29 de septiembre de 2014

Fresias.

Y así fué que caminó el  camino principal sin miedo, ese del cual tantas veces temió hacer sola. O nunca se le había pasado por la cabeza, temía y mucho. No había lugar para consevirlo. Y así fué ...así fué como las piernas caminaron tres cuadras hacia el camino, separado por una reja inmensa del exterior.  El nudo que siempre trata de evitar, le tapó la garganta.
Todo solo se resumía a seguir caminando, el lugar se sentía más vivo que nunca. El sol iluminaba los nombres, las caras y sus flores.
Tenía un nudo, pero este momento había llegado. Ya no estaban sus cómplices para acompañarla, porque sus cómplices también habían perdido. Mi rosa, también ya era parte de las flores, de las caras...de los nombres. Mi rosa.
Todo se resumía a la edad que ella tenía cuando te perdió...y ahí te encontró, en el predio 23. Descansando al lado de un palo borracho, florecido anunciando la llegada de la primavera.
Asumo que cada flor era ella saludándola. La brisa soplaba suave moviendo las flores de tela sucias y gastadas por el paso del tiempo... y ahí estaba...estaba el corazón gemelo colgando en la cruz. El mismo que ella lleva en una pulsera.
Nunca sintió tanta paz, que los minutos se convirtieron en un par de horas, mientras sentada a tu lado, los ojos solo se resumían a llorar. Por primera vez en la vida, aceptó. Asumió la posición adulta que siempre le reclaman, pero los ojos de niña es lo que la hacen seguir viva.

Fué a buscarte al lugar donde pensaba que te dejo, pero al cerrar los ojos y sentir la brisa fresca...el sol cegándola...supo una vez mas que ninguna tierra separa a nadie. Que en ese momento estabas abrazándola como siempre.

Y mencionó...una vez más la palabra que hacia años no decía: Mamá.




Hoy soy solo los abrazos que dí...

miércoles, 20 de agosto de 2014

Sofía

.
Yo no entendía,en el corriente día, porque Sofía habia hecho esa aclaración... pero después pude comprender el porqué de las palabras.
Se había comprado como todas un par de zapatos. Sí, unos borcegos - esos que tenemos la mayoría sin tener un pseudo gusto propio- y están de moda. 
Feliz se la notaba en su relato  en donde le contaba a una amiga que había conseguido el color y el modelo que ella quería. La clase continuaba mientras que todo el grupo tomaba apuntes.
En voz muy baja oí: - "Hace dos meses que los tengo, pero no los uso"
Se pasó usando las mismas zapatillas todo el invierno. Aún teniendo sus preciados zapatos nuevos. Puedo afirmarlo, yo la veía entrar y salir del aula en cada clase de martes.
Mi cabeza, hasta entonces, obviamente torpe no comprendía porque había preferido dejar de lado aquellos zapatos, si eran los que ella quería! ...explícale a una mujer aguantar usar un par de zapatos o alguna prenda que quiso con tanto esmero!
Y los susurros continuaron: "La suela es de plástico. Hacen mucho ruido"
Yo no había entendido nunca en mi vida el valor de tener dos piernas parejas.
Bailar al ritmo de una cumbia, un gato o bien un tango de manera armoniosa en tempo
El tic tac de esos primeros zapatos de tacón usados en la adolescencia.Si, esos... los cuales me hacían sentir grande , femenina y que podía comprar en cualquier zapatería
El caminar 10, 30 , 40 o infinidad de cuadras de manera energica. Correr y llegar en el momento indicado. Un cuerpo que lo lleva de aquí para allá a uno, un cuerpo que lo ayuda.
Sofía jamás había tenido las piernas parejas o quizá sí.
Nunca pudo bailar al ritmo de una cumbia, un gato o bien un tango de manera armoniosa en tempo...o sí y lo extrañaba.
Calculo que el tic tac de los primeros zapatos de tacón a despar no le causaron lo mismo que a mi...no lo sé. 
Por otro lado, asumo que, qué le importa a Sofía la suela de plástico ¿no? Todo lo que puede causar solo una puta suela de plástico.
Solo recuerda las miradas que obtiene cuando tiene puestas unas simples zapatillas... en relación a los borcegos el resto de transeúntes no les llamaría la atención si eran nuevos o no. En su cabeza solo estaba el ruido arrítmico.